martes, 24 de abril de 2012

SOBRE GALERISTAS, ARTISTAS, GATOS SILVESTRES Y OTRAS YERBAS.

Hace muy poco recibí un mensaje de un artista bastante indignado por el maltrato al que había sido sometido por su ex –galerista y me pedía que hiciera una denuncia al respecto, pero me solicitaba que lo hiciera con el mayor de los cuidados y no diera el nombre de la denunciada. Decía que muchos otros artistas estaban en su situación, que los habían desvinculado sin decirles que había un nuevo emprendimiento del cual ellos no participarían, y que muchas de las obras devueltas estaban estropeadas y mal protegidas y, en síntesis que se trataba de una persona frívola a la que le gusta ser famosa a costa de los artistas. Al  parecer los demás artistas damnificados no se animaban a tomar ningún tipo de medida o a denunciar la situación. Luego me enteré por alguien que tiene amigos que pertenecían a esa galería que además hay algunos que no han recuperado obras sin que medie explicación alguna. Dude bastante acerca de escribir un texto sobre ese tema y luego, hablando con varios amigos artistas me fui enterando de muchos casos en que los galeristas incurren en toda clase de maltratos y pequeñas traiciones con sus artistas. Le respondí al artista en cuestión que no me parecía que fuera mi función denunciar estos casos puntuales porque si así lo hiciera, me llegarían tantas denuncias que sólo me tendría que dedicar a escribir sobre eso, además de que no tengo forma de chequear la veracidad de la denuncia, por más que confíe en la palabra del artista y/o de terceros que parecen confirmarla. Le dije además que, según creo, los artistas son tan culpables de esas situaciones como los galeristas. Si los artistas sólo aceptaran tratos claros, con papeles de por medio, luego podrían accionar, reunirse, mandar cartas documento, etc, pero si la relación comercial es indemostrable, nada puede hacerse. Creo que la autocrítica es fundamental. Como siempre digo, es mejor trabajar de otra cosa y con el tiempo producir una obra sólida, que necesitar insertarse en el mercado a cualquier costo para vivir de la obra. El pequeño y bastante perverso mundillo del arte funciona porque los artistas son su combustible, hay mucha gente que vive de los artistas, hasta parece que es mucho más fácil vivir de los artistas que vivir del arte. Hace falta una autocrítica, sin eso, nada puede cambiar.

De todas formas, la denuncia de este artista me hizo pensar en temas más abstractos –o no-, como la creencia generalizada de que ciertas cosas que ocurren dentro de la lógica del sistema son escandalosas o antiéticas, y recordé un texto de Jean Baudrillard donde él decía que eso es una ilusión –creer que hay algún tipo de conducta escandalosa, o inmoral- ya que en realidad lo inmoral y escandaloso es el sistema mismo, el capitalismo. ¿Qué cosa puede ser inmoral dentro de la lógica de la forma mercancía? Ninguna, ya que el eje es la acumulación, la especulación, la ganancia a cualquier costo; eso es lo profundamente inmoral y dentro de eso no hay inmoralidad alguna solo una pura lógica de funcionamiento. No importan las personas, lo que importa es el capital, si no, no se llamaría capitalismo.

Y esto a su vez me recordó una entrevista que leí hace algún tiempo en la cual un biólogo hablaba de los nuevos paradigmas relacionados con la naturaleza, con su funcionamiento -viene bien recordar que para sus apólogos, el capitalismo es un sistema “natural”, es decir que es el mejor de los sistemas posibles porque funciona como la naturaleza- , el biólogo en cuestión decía que tiempo atrás se consideraba a la naturaleza como un mecanismo perfecto de autorregulación; la naturaleza funcionaba muy bien, sin duda.  Pero hoy no se piensa lo mismo: Al parecer los biólogos piensan en la actualidad que la naturaleza funciona más o menos, a los tumbos digamos, no es perfecta ni mucho menos y el azar juega un papel importante. Como dice un amigo mío “A medida que avanza el camión, se acomodan los melones”, más o menos así funcionaría la naturaleza. Einstein decía que “Dios no juega a los dados”, él creía que todo en el universo tenía una razón. Parece que a través de la más rigurosa observación varios científicos llegaron posteriormente a la conclusión de que Dios no sólo juega a los dados, sino que también bebe demasiado. Esto explicaría sin lugar a dudas el funcionamiento de la naturaleza, y por supuesto el del capitalismo, ese sistema tan natural. Si la naturaleza funciona como el culo, ¿no estaría bueno crear algún sistema menos natural que el capitalismo? Me fui al carajo no..?

Por último pasamos a otra cuestión que tiene como protagonista una vez más a mi amigo El Gato Silvestre quien contestó mi último envío –puede leerse el texto completo como comentario al pie de mi texto “Breve –o no tanto –respuesta al Gato Silvestre” en: www.lucaspato.blogspot.com.

Transcribo un fragmento:

“Con respecto a abrir el debate, a los hechos me remito: una beca anual de $ 7500.- del FNA es un chiste, el IUNA/Pueyrredón está cooptado por una cáfila de imbéciles e incapaces (que cobran sueldos suculentos) desde hace treinta años, y que le hacen el caldo gordo a proyectos tilingos como UTDT, mientras instituciones como MAMBA duermen la siesta de los clonazepamizados buccelácticos.
Yo no voy a denunciar nada que ud. ni muchos no conozcan aunque sea de mentas.
A quien no conozco ni me imagino quién es, se lo aclaro nuevamente, es a ud., aunque seamos inventos de la Warner Brothers y desde hace casi sesenta años.”

Bueno, allí tenemos algunos temas propuestos por nuestro felino amigo para el debate. Espero que la cáfila de imbéciles e incapaces no se ofenda y que la siesta de los clonazepamizados buccelácticos no se interrumpa bruscamente, no es bueno despertar tan de golpe.


Hasta la próxima.
El Pato

martes, 10 de abril de 2012

BREVE –O NO TANTO- RESPUESTA AL GATO SILVESTRE

Con gran alegría encontré hoy en mi blog –que aprovecho para promocionar: www.lucaspato.blogspot.com-, específicamente en mi última entrada “Todo parecido con la realidad es pura casualidad”, un comentario del Gato Silvestre, viejo amigo de la infancia, pero a quién no veo hace tiempo. El Gato parece saber muchas cosas sobre mí; pregunta, en defensa de la curadora de las tres “O” si yo me arriesgaría, si yo alguna vez arriesgo. Y le contesto que si yo estuviera en el lugar de poder de esa gente, que ya tiene la vaca atada hace rato, sí, arriesgaría, y de hecho queda claro que el gato no sabe de mí tanto como cree porque sabría entonces que, estando en lugares de gestión bastante menos importantes, -en los cuáles ya no estoy- y justamente por jugarme, sufrí censura –motivo principal –entre otros- por el cual ya no estoy-. Lo único que tenía que hacer la curadora ficcional de mi relato era respetar las reglas del juego escritas por ella misma para que su propuesta no se convirtiera en una farsa más de las que abundan en el mundillo del arte argentino. Todos los proyectos deberían haber pasado ante los ojos de los jurados, si no, ese jurado se convierte en un espectáculo de títeres a los cuales se les presentan veinte carpetas y se los guía prolijamente a votar casualmente el proyecto en el cual está la mujer de uno de ellos. Luego dice que nadie cuestiona nunca a los artistas, la ética de los artistas…con lo cual queda claro que no leyó mi texto del 12 de diciembre “Milo Pocket, algunas reflexiones sobre el premio Klemm…etc,” ni el del 15 de enero “Respuesta a Ana Battistozzi” donde queda claro que la ética de los artistas deja mucho que desear. Por último sugiere que la discusión habría que crearla en los ámbitos donde impera lo público porque la lógica endogámica del ámbito privado no cambiará, y menciona al IUNA visuales, Ecunhi y FNA…yo creo que la discusión debe darse también en esos ámbitos, sin excluir la discusión sobre lo privado. Y le propongo además al Gato, que si tiene algo que aportar a ese debate sobre lo público, o alguna denuncia puntual, la haga explícita para poder iniciar la discusión.

Por último, no debe ignorar el Gato Silvestre que tan bien me conoce, que con cada texto que escribo, cavo un poquito más mi fosa a futuro, porque cuando la máscara ya no funcione, tendré muchos enemigos de esos que cortan la torta…

Le mando un abrazo y un saludo para Tweety.

El Pato.

lunes, 9 de abril de 2012

TODO PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA CASUALIDAD


Desde hace algún tiempo pienso en la posibilidad de escribir un cuento breve en el cual el pequeño mundo de las artes visuales en argentina refleje la lógica de funcionamiento de muchas otras cosas en nuestra sociedad. Pura ficción, por supuesto. Se me ocurrió que podría ser la historia de un prestigioso premio de arte contemporáneo, financiado por alguna empresa importante, que podría ser una petrolera…sí, podría ser una petrolera, sería un premio “empetrolado”…buena metáfora. Pensé también que ese premio debería tener una importante organizadora, una curadora prestigiosa que designaría un jurado multitudinario, nombres conocidos de diversas áreas de la cultura a fin de lograr una mirada más abarcante, más rica, menos comprometida con los mismos nombres de siempre. No sé por qué, -hay cosas que no pueden justificarse conceptualmente- imagino que esa curadora debería tener un apellido con varias vocales, pero todas deberían ser “O”, por lo menos tres… me gusta la sonoridad de esa vocal. El premio sería exhibido en una importante –o más o menos- feria de arte contemporáneo, bueno, una feria de arte a secas, porque sería una feria donde el ochenta y cinco por ciento de la obra en venta sería pintura, y eso no puede ser considerado una feria de arte contemporáneo ¿No? Bueno, como sea, la convocatoria al premio tendría mucho éxito, los artistas comentarían lo importante que es tener un jurado diferente de los habituales, la mayor cantidad de probabilidades de ser seleccionados; al fin se acabarían las roscas y los apadrinados, al fin alguien con ganas de hacer las cosas bien. Los artistas se pondrían a trabajar duro en sus proyectos, con toda la ilusión, como siempre. Por fin un poco de aire fresco! Algo nuevo! La curadora decide que sólo se seleccionarán tres proyectos, pero los artistas no desfallecen, siguen trabajando obstinadamente en sus ideas, confiados en que las mismos pasaran ante los ojos de…al menos…digamos… doce personas. Por fin llega el día límite. Se reciben como mínimo ciento cincuenta proyectos. Por alguna razón inexplicable –o tristemente explicable- esos ciento cincuenta proyectos jamás pasan ante los ojos de los doce jurados, sólo llegan hasta ellos unas pocas decenas, dos decenas para ser más exactos –me gustan los números redondos-. Alguien, seguramente la curadora, ha decidido que tanta democracia es inaceptable, que la mirada de los jurados debe acotarse, ajustarse. Así, el esfuerzo y la ilusión de cientos de artistas quedan descartados de un plumazo…nadie verá sus proyectos. Sobre estas pocas carpetas, elegidas cuidadosamente por la curadora de las tres “O” se seleccionan tres –número repetido-, entre las cuales, inexplicablemente se encuentra un proyecto en el cual figura la mujer de uno de los jurados; el jurado en cuestión se excusa y se retira en el momento en que dicho proyecto se vota…y el proyecto es seleccionado como uno de los ganadores…y así, una vez más, todo queda en familia. El nombre de ese jurado figuraría entonces en la nómina de la primera convocatoria del premio, pero al buscarlo posteriormente, habría desaparecido de dicha nómina, como si nunca hubiera estado allí…

Estuve muy entusiasmado con escribir este relato, pero luego lo pensé mejor y decidí no hacerlo, me pareció muy didáctico y finalmente, las historias con moraleja nunca le han servido a nadie, además, no tiene nada de innovador; es la misma aburrida historia de siempre, y se parece demasiado a la realidad.

Hasta la próxima.

El Pato.

DE FUTUROS INNEGABLES Y PASADOS IMPREDECIBLES, CIUDADES DEL SIGLO XXI Y UN IMPERDIBLE CUESTIONARIO A MILO POCKET

Una nota de Guido Ignatti publicada en el último número de la revista Sauna: http://www.revistasauna.com.ar/02_17/04.html, titulada “Sala de operaciones, fracturas expuestas” generó en mi afiebrada cabecita algunas reflexiones, en especial la última parte del texto, y muy particularmente su última frase.

Reproduzco el fragmento:

“El primer ready-made de Marcel Duchamp fue en 1913, distan cien años entre el pionero y el modelo de artista que hoy se pondera. Que como sociedad somos posmodernos ya no hay dudas. Pero sobre ser contemporáneos sí las hay, ya que para serlo hay que atravesar activamente el propio período. Hay que interpretar el presente y modelarlo. Ningún tiempo pasado fue mejor. Simplemente fue distinto y pasó. ¿Cómo es posible seguir evaluando con la mirada estancada el presente inmediato, o pretender vislumbrar el futuro siquiera? No es posible, hay que mutar, el futuro es innegable.”

“El futuro es innegable”, una frase contundente para finalizar el texto, una frase que dispara la reflexión. Recordé a partir de ella, otra que al parecer es de uso popular en Rusia –dato anecdótico- y que dice: “El pasado es impredecible”. Creo que para todos aquellos que tengan alguna experiencia psicoanalítica la frase resonará con ecos muy potentes; bien sabemos cómo el pasado, que creíamos tener bajo control, se nos presenta de golpe como una caja de Pandora. Ya se estarán preguntando qué tendrá que ver la frase de Ignatti con esta otra que traigo de las lejanas estepas y cómo podría aplicarse al tema que siempre nos ocupa –el del arte contemporáneo-, y ya voy a eso, no sean impacientes. Bien dice Ignatti que entre el primer ready- made de Marcel Duchamp de 1913 –el pionero- y el modelo de artista que hoy se pondera, distan cien años, pero es importante tener en cuenta que nada sucedió linealmente para que fuera así. Duchamp no es Duchamp –el artista más influyente del siglo XX y lo que va del XXI- hasta mucho después de 1913. El paradigma modernista rigió el siglo XX hasta pasada su primera mitad, hasta la irrupción del POP y del NEO DADAÍSMO. En ese paradigma el artista es un “genio creador”, un demiurgo que moldea la materia en busca de la “forma significante”, un incansable experimentador formal cuyo norte es siempre “la originalidad” y “la novedad”. Hasta bien entrados los años cincuenta, el artista paradigmático del siglo XX era, por absoluta lógica, Pablo Picasso y nadie podía disputarle el trono. Con el Pop y el Neo Dadá cambia el escenario, el paradigma modernista comienza a caer a pedazos, Clement Greenberg no acepta estos movimientos que no entran en la lógica progresiva de sus teorías, pero “el futuro es innegable”, y es el futuro el que ya no acepta la teoría de Greenberg, pero el futuro es Duchamp, el pasado impredecible que entra por la ventana: Duchamp es el modelo de las tendencias del arte a partir de allí. Hoy, cincuenta años después, la sombra de Duchamp eclipsa la figura de Picasso a quien todos creían el artista paradigmático del siglo. El ready- made, curiosidad del pasado, irrumpe en escena a mediados del siglo XX y todo cambia radicalmente. El futuro innegable y el pasado impredecible están entrelazados en formas complejas y no lineales, casi como una cinta de Moebius.

¿Quién sabe cuántas cosas del pasado impredecible están a punto de irrumpir mientras miramos hacia el innegable futuro?

Otro tema, ligeramente conectado. Estoy leyendo un libro de Gérard Wajcman –muy recomendable-, su título es “El ojo absoluto”, y trata el bien contemporáneo tema de nuestra sociedad de la transparencia, el control total y la plena visibilidad. Un dato interesante, entre muchos otros es que al parecer Londres es la ciudad con más cámaras de vigilancia por habitante del planeta, y más curioso aún es que esa ciudad ha sido designada como “la ciudad del siglo XXI”. No está claro si esto es porque ese modelo de hipervigilancia es lo más deseable para el futuro, pero más allá de esto, me pregunto cómo es posible designar a cualquier ciudad como la ciudad del siglo XXI cuando recién han transcurrido once años de dicho siglo.

Pienso en esas ciudades de los Emiratos Árabes que parecen salidas de alguna historia de ciencia ficción o en esas megalópolis de Oriente y me pregunto cómo es posible que Occidente no perciba aún su inevitable decadencia, cómo ese Occidente en crisis no puede dejar de considerarse el ombligo del mundo. Mucho tiempo falta para que podamos decir cuál fue la ciudad del siglo XXI. Será seguramente el impredecible pasado el que defina esa cuestión, eso que sólo podremos ver mañana, aunque ya esté hoy delante de nuestros ojos.

Y para terminar se viene la parte más amena de esta columna; hace tiempo que no leo el suple ADN –que nunca tuvo demasiado para leer- pero el sábado pasado una amiga me lo acercó y pude comprobar que sigue empeorando –el suplemento, no mi amiga-, cosa que no creía posible. Ya de entrada, en la primera página se despacha con un imperdible “Cuestionario ADN” a “Milo Pocket”. Voy a transcribirlo con algunos comentarios al pie:

1- ¿De qué se enorgullece?

De trabajar en el mundo del arte y de que el arte sirva para ayudar a la gente.

Esta respuesta me gusta porque Milo dice enorgullecerse de trabajar en el mundo del arte, y no dice “de ser artista”, tal vez sea un principio de autocrítica.

2- ¿De qué se arrepiente?

Me arrepiento de tantas cosas que no las puedo enumerar.

Esta es buenísima; es la típica respuesta de quién no se arrepiente de nada, pero quiere pasar por humilde.

3- ¿Qué le diría hoy a su primer amor?

¡Qué tonto que fui!

Ésta me arrancó una lágrima. Y a la ex también, se está perdiendo una

fortuna.

4- ¿En qué lugar fue más feliz?

En el Chaco, siempre.

Pero!! Haberlo sabido antes te comprábamos un pasaje para que te quedes

allá.

5- ¿Con qué personaje vivo o muerto, le gustaría almorzar a solas?

Con Mahatma Gandhi.

Bueno, esta es complicada, almorzar con un muerto no es muy

recomendable, por el olor digo, a menos que esté embalsamado. Almorzar

con Ramsés II no estaría mal, aunque ya no está muy conversador.

En cuanto a Gandhi paso, no me gusta almorzar con racistas y ya es

sabido que al Mahatma no le gustaba la gente de raza negra.

6- ¿Qué hace con unos pesos que le sobran?

Me compro alguna obra de arte.

Este muchacho está confundido, con “unos pesos” sólo se puede comprar

algo como lo que hace él.

7- ¿Con qué sueña más amenudo?

Con concretar algunos proyectos que tienen que ver con la realidad social de

mi provincia.

Ya te dijimos, te compramos el pasaje.

8- ¿Cuáles son los tres libros que más ama?

El Principito, Disculpen mi optimismo, de Juan Carr, y El amor en los tiempos del Cólera.

Buenísimo “El Principito” como libro de cabecera, se ve que lee pesado, le

le falta Harry Potter y es cartón lleno, sin olvidar los aforismos de

Narosky.

9- ¿Qué música y qué músicos prefiere?

Andrés Calamaro, Javier Calamaro, Gustavo Santaolalla y Pedro Aznar. En

general me gusta el rock.

Esta me desconcertó, después del Principito pensé que se venía un Arjona.

10- ¿Cuál es el personaje de ficción que más le gusta?

En El Padrino, el de Marlon Brando.

Bastante previsible, aunque para entrar en un buen diálogo con sus

pinturas, sería mejor Piñón Fijo.

Por último yo tengo dos preguntas:

¿Teresita Anchorena es la madre de la criatura no? Sería una suerte de Mary Shelley del subdesarrollo…y para terminar, el que escribe el cuestionario ADN ¿Ya está medicado?

Hasta la próxima.

El Pato.