martes, 24 de abril de 2012
SOBRE GALERISTAS, ARTISTAS, GATOS SILVESTRES Y OTRAS YERBAS.
martes, 10 de abril de 2012
BREVE –O NO TANTO- RESPUESTA AL GATO SILVESTRE
Con gran alegría encontré hoy en mi blog –que aprovecho para promocionar: www.lucaspato.blogspot.com-, específicamente en mi última entrada “Todo parecido con la realidad es pura casualidad”, un comentario del Gato Silvestre, viejo amigo de la infancia, pero a quién no veo hace tiempo. El Gato parece saber muchas cosas sobre mí; pregunta, en defensa de la curadora de las tres “O” si yo me arriesgaría, si yo alguna vez arriesgo. Y le contesto que si yo estuviera en el lugar de poder de esa gente, que ya tiene la vaca atada hace rato, sí, arriesgaría, y de hecho queda claro que el gato no sabe de mí tanto como cree porque sabría entonces que, estando en lugares de gestión bastante menos importantes, -en los cuáles ya no estoy- y justamente por jugarme, sufrí censura –motivo principal –entre otros- por el cual ya no estoy-. Lo único que tenía que hacer la curadora ficcional de mi relato era respetar las reglas del juego escritas por ella misma para que su propuesta no se convirtiera en una farsa más de las que abundan en el mundillo del arte argentino. Todos los proyectos deberían haber pasado ante los ojos de los jurados, si no, ese jurado se convierte en un espectáculo de títeres a los cuales se les presentan veinte carpetas y se los guía prolijamente a votar casualmente el proyecto en el cual está la mujer de uno de ellos. Luego dice que nadie cuestiona nunca a los artistas, la ética de los artistas…con lo cual queda claro que no leyó mi texto del 12 de diciembre “Milo Pocket, algunas reflexiones sobre el premio Klemm…etc,” ni el del 15 de enero “Respuesta a Ana Battistozzi” donde queda claro que la ética de los artistas deja mucho que desear. Por último sugiere que la discusión habría que crearla en los ámbitos donde impera lo público porque la lógica endogámica del ámbito privado no cambiará, y menciona al IUNA visuales, Ecunhi y FNA…yo creo que la discusión debe darse también en esos ámbitos, sin excluir la discusión sobre lo privado. Y le propongo además al Gato, que si tiene algo que aportar a ese debate sobre lo público, o alguna denuncia puntual, la haga explícita para poder iniciar la discusión.
Por último, no debe ignorar el Gato Silvestre que tan bien me conoce, que con cada texto que escribo, cavo un poquito más mi fosa a futuro, porque cuando la máscara ya no funcione, tendré muchos enemigos de esos que cortan la torta…
Le mando un abrazo y un saludo para Tweety.
El Pato.
lunes, 9 de abril de 2012
TODO PARECIDO CON LA REALIDAD ES PURA CASUALIDAD
Desde hace algún tiempo pienso en la posibilidad de escribir un cuento breve en el cual el pequeño mundo de las artes visuales en argentina refleje la lógica de funcionamiento de muchas otras cosas en nuestra sociedad. Pura ficción, por supuesto. Se me ocurrió que podría ser la historia de un prestigioso premio de arte contemporáneo, financiado por alguna empresa importante, que podría ser una petrolera…sí, podría ser una petrolera, sería un premio “empetrolado”…buena metáfora. Pensé también que ese premio debería tener una importante organizadora, una curadora prestigiosa que designaría un jurado multitudinario, nombres conocidos de diversas áreas de la cultura a fin de lograr una mirada más abarcante, más rica, menos comprometida con los mismos nombres de siempre. No sé por qué, -hay cosas que no pueden justificarse conceptualmente- imagino que esa curadora debería tener un apellido con varias vocales, pero todas deberían ser “O”, por lo menos tres… me gusta la sonoridad de esa vocal. El premio sería exhibido en una importante –o más o menos- feria de arte contemporáneo, bueno, una feria de arte a secas, porque sería una feria donde el ochenta y cinco por ciento de la obra en venta sería pintura, y eso no puede ser considerado una feria de arte contemporáneo ¿No? Bueno, como sea, la convocatoria al premio tendría mucho éxito, los artistas comentarían lo importante que es tener un jurado diferente de los habituales, la mayor cantidad de probabilidades de ser seleccionados; al fin se acabarían las roscas y los apadrinados, al fin alguien con ganas de hacer las cosas bien. Los artistas se pondrían a trabajar duro en sus proyectos, con toda la ilusión, como siempre. Por fin un poco de aire fresco! Algo nuevo! La curadora decide que sólo se seleccionarán tres proyectos, pero los artistas no desfallecen, siguen trabajando obstinadamente en sus ideas, confiados en que las mismos pasaran ante los ojos de…al menos…digamos… doce personas. Por fin llega el día límite. Se reciben como mínimo ciento cincuenta proyectos. Por alguna razón inexplicable –o tristemente explicable- esos ciento cincuenta proyectos jamás pasan ante los ojos de los doce jurados, sólo llegan hasta ellos unas pocas decenas, dos decenas para ser más exactos –me gustan los números redondos-. Alguien, seguramente la curadora, ha decidido que tanta democracia es inaceptable, que la mirada de los jurados debe acotarse, ajustarse. Así, el esfuerzo y la ilusión de cientos de artistas quedan descartados de un plumazo…nadie verá sus proyectos. Sobre estas pocas carpetas, elegidas cuidadosamente por la curadora de las tres “O” se seleccionan tres –número repetido-, entre las cuales, inexplicablemente se encuentra un proyecto en el cual figura la mujer de uno de los jurados; el jurado en cuestión se excusa y se retira en el momento en que dicho proyecto se vota…y el proyecto es seleccionado como uno de los ganadores…y así, una vez más, todo queda en familia. El nombre de ese jurado figuraría entonces en la nómina de la primera convocatoria del premio, pero al buscarlo posteriormente, habría desaparecido de dicha nómina, como si nunca hubiera estado allí…
Estuve muy entusiasmado con escribir este relato, pero luego lo pensé mejor y decidí no hacerlo, me pareció muy didáctico y finalmente, las historias con moraleja nunca le han servido a nadie, además, no tiene nada de innovador; es la misma aburrida historia de siempre, y se parece demasiado a la realidad.
Hasta la próxima.
El Pato.
DE FUTUROS INNEGABLES Y PASADOS IMPREDECIBLES, CIUDADES DEL SIGLO XXI Y UN IMPERDIBLE CUESTIONARIO A MILO POCKET
Una nota de Guido Ignatti publicada en el último número de la revista Sauna: http://www.revistasauna.com.ar/02_17/04.html, titulada “Sala de operaciones, fracturas expuestas” generó en mi afiebrada cabecita algunas reflexiones, en especial la última parte del texto, y muy particularmente su última frase.
Reproduzco el fragmento:
“El futuro es innegable”, una frase contundente para finalizar el texto, una frase que dispara la reflexión. Recordé a partir de ella, otra que al parecer es de uso popular en Rusia –dato anecdótico- y que dice: “El pasado es impredecible”. Creo que para todos aquellos que tengan alguna experiencia psicoanalítica la frase resonará con ecos muy potentes; bien sabemos cómo el pasado, que creíamos tener bajo control, se nos presenta de golpe como una caja de Pandora. Ya se estarán preguntando qué tendrá que ver la frase de Ignatti con esta otra que traigo de las lejanas estepas y cómo podría aplicarse al tema que siempre nos ocupa –el del arte contemporáneo-, y ya voy a eso, no sean impacientes. Bien dice Ignatti que entre el primer ready- made de Marcel Duchamp de 1913 –el pionero- y el modelo de artista que hoy se pondera, distan cien años, pero es importante tener en cuenta que nada sucedió linealmente para que fuera así. Duchamp no es Duchamp –el artista más influyente del siglo XX y lo que va del XXI- hasta mucho después de 1913. El paradigma modernista rigió el siglo XX hasta pasada su primera mitad, hasta la irrupción del POP y del NEO DADAÍSMO. En ese paradigma el artista es un “genio creador”, un demiurgo que moldea la materia en busca de la “forma significante”, un incansable experimentador formal cuyo norte es siempre “la originalidad” y “la novedad”. Hasta bien entrados los años cincuenta, el artista paradigmático del siglo XX era, por absoluta lógica, Pablo Picasso y nadie podía disputarle el trono. Con el Pop y el Neo Dadá cambia el escenario, el paradigma modernista comienza a caer a pedazos, Clement Greenberg no acepta estos movimientos que no entran en la lógica progresiva de sus teorías, pero “el futuro es innegable”, y es el futuro el que ya no acepta la teoría de Greenberg, pero el futuro es Duchamp, el pasado impredecible que entra por la ventana: Duchamp es el modelo de las tendencias del arte a partir de allí. Hoy, cincuenta años después, la sombra de Duchamp eclipsa la figura de Picasso a quien todos creían el artista paradigmático del siglo. El ready- made, curiosidad del pasado, irrumpe en escena a mediados del siglo XX y todo cambia radicalmente. El futuro innegable y el pasado impredecible están entrelazados en formas complejas y no lineales, casi como una cinta de Moebius.
¿Quién sabe cuántas cosas del pasado impredecible están a punto de irrumpir mientras miramos hacia el innegable futuro?
Otro tema, ligeramente conectado. Estoy leyendo un libro de Gérard Wajcman –muy recomendable-, su título es “El ojo absoluto”, y trata el bien contemporáneo tema de nuestra sociedad de la transparencia, el control total y la plena visibilidad. Un dato interesante, entre muchos otros es que al parecer Londres es la ciudad con más cámaras de vigilancia por habitante del planeta, y más curioso aún es que esa ciudad ha sido designada como “la ciudad del siglo XXI”. No está claro si esto es porque ese modelo de hipervigilancia es lo más deseable para el futuro, pero más allá de esto, me pregunto cómo es posible designar a cualquier ciudad como la ciudad del siglo XXI cuando recién han transcurrido once años de dicho siglo.
Pienso en esas ciudades de los Emiratos Árabes que parecen salidas de alguna historia de ciencia ficción o en esas megalópolis de Oriente y me pregunto cómo es posible que Occidente no perciba aún su inevitable decadencia, cómo ese Occidente en crisis no puede dejar de considerarse el ombligo del mundo. Mucho tiempo falta para que podamos decir cuál fue la ciudad del siglo XXI. Será seguramente el impredecible pasado el que defina esa cuestión, eso que sólo podremos ver mañana, aunque ya esté hoy delante de nuestros ojos.
Y para terminar se viene la parte más amena de esta columna; hace tiempo que no leo el suple ADN –que nunca tuvo demasiado para leer- pero el sábado pasado una amiga me lo acercó y pude comprobar que sigue empeorando –el suplemento, no mi amiga-, cosa que no creía posible. Ya de entrada, en la primera página se despacha con un imperdible “Cuestionario ADN” a “Milo Pocket”. Voy a transcribirlo con algunos comentarios al pie:
1- ¿De qué se enorgullece?
De trabajar en el mundo del arte y de que el arte sirva para ayudar a la gente.
Esta respuesta me gusta porque Milo dice enorgullecerse de trabajar en el mundo del arte, y no dice “de ser artista”, tal vez sea un principio de autocrítica.
2- ¿De qué se arrepiente?
Me arrepiento de tantas cosas que no las puedo enumerar.
Esta es buenísima; es la típica respuesta de quién no se arrepiente de nada, pero quiere pasar por humilde.
3- ¿Qué le diría hoy a su primer amor?
¡Qué tonto que fui!
Ésta me arrancó una lágrima. Y a la ex también, se está perdiendo una
fortuna.
4- ¿En qué lugar fue más feliz?
En el Chaco, siempre.
Pero!! Haberlo sabido antes te comprábamos un pasaje para que te quedes
allá.
5- ¿Con qué personaje vivo o muerto, le gustaría almorzar a solas?
Con Mahatma Gandhi.
Bueno, esta es complicada, almorzar con un muerto no es muy
recomendable, por el olor digo, a menos que esté embalsamado. Almorzar
con Ramsés II no estaría mal, aunque ya no está muy conversador.
En cuanto a Gandhi paso, no me gusta almorzar con racistas y ya es
sabido que al Mahatma no le gustaba la gente de raza negra.
6- ¿Qué hace con unos pesos que le sobran?
Me compro alguna obra de arte.
Este muchacho está confundido, con “unos pesos” sólo se puede comprar
algo como lo que hace él.
7- ¿Con qué sueña más amenudo?
Con concretar algunos proyectos que tienen que ver con la realidad social de
mi provincia.
Ya te dijimos, te compramos el pasaje.
8- ¿Cuáles son los tres libros que más ama?
El Principito, Disculpen mi optimismo, de Juan Carr, y El amor en los tiempos del Cólera.
Buenísimo “El Principito” como libro de cabecera, se ve que lee pesado, le
le falta Harry Potter y es cartón lleno, sin olvidar los aforismos de
Narosky.
9- ¿Qué música y qué músicos prefiere?
Andrés Calamaro, Javier Calamaro, Gustavo Santaolalla y Pedro Aznar. En
general me gusta el rock.
Esta me desconcertó, después del Principito pensé que se venía un Arjona.
10- ¿Cuál es el personaje de ficción que más le gusta?
En El Padrino, el de Marlon Brando.
Bastante previsible, aunque para entrar en un buen diálogo con sus
pinturas, sería mejor Piñón Fijo.
Por último yo tengo dos preguntas:
Hasta la próxima.
El Pato.